Tu nombre es feo y ofensivo

Hace poco fue aprobada una ley en Sonora para censurar nombres. En un país de avanzada, que quiere entrar al primer mundo, se censuran nombres raros. ¿Esto es un síntoma de intolerancia? Algunas personas ahora están registrando a niños con nombres raros o denigrantes, pero ¿es que un nombre puede denigrar, el nombre propio? Las ofensas verbales pueden definitivamente dañar; agredir a una persona diciéndole algo es algo más complejo que el sólo llamar a alguien con motes ofensivos, también la entonación puede hacer que, incluso las cosas aparentemente halagadoras, se interpreten sarcásticamente. 
¿Es la censura la solución? Hace poco también se aprobó una ley contra el uso de ciertos términos que ofendan a las personas por su orientación sexual, la idea es censurar la ofensa. Pero cabría preguntarse si penalizar el uso de ciertos términos hace desaparecer lo que subyace: la intolerancia.
La Suprema Corte de Justicia dictaminó que las palabras homófobas no pueden ser amparadas por la libertad de expresión. Con todo y lo desagradable y ofensivo que es el uso de ciertos términos pueden ser cuando son empleados para señalar y discriminar, no puedo comprender cómo una palabra puede ser "homófoba". Hay personas "homófobas", eso me queda claro, pero las palabras por sí mismas, no portan por sí mismas un sentido único.
Así como la palabra "como" puede ser empleada de muchas formas, según su contexto y su ortografía ('yo como pan', 'como podrán ver...', '¡cómo no!', '¿cómo?', etc.) puede cualquier otra adquirir sentidos incluso insospechados. La palabra, su ortografía, su contexto, la intención con la que se emplea, la entonación, quién la escucha y muchas otras condiciones (cuya enumeración exhaustiva es imposible) determinan el sentido de un substantivo, de un adjetivo, de un adverbio, de un verbo, de un pronombre, etcétera. Más aún, la concatenación de varias palabras producen un efecto distinto y la posibilidad de  combinaciones de palabras es virtualmente nfinita.
La ley que protege los derechos de nosotras, ciudadanas discriminadas por discursos patriarcales, se ocupa también de evitar la discriminación de quienes son ofendidos al llamarlos peyorativamente homosexuales, ya sean mujeres u hombres. ¿Pero es que una ley que penalice a quienes usen ciertos términos con una cierta intención hace desaparecer la intolerancia en quienes los usan? ¿Es la intención ofensiva lo único que determina el sentido de una palabra o de un discurso? Si así fuera, la ciudadanía entera estaría plenamente convencida de que el gobierno es el mejor, el más apto y el más eficiente, porque esa es la intención de los mensajes propagandísticos de los gobiernos, pero difícilmente nos convence la intensión de esos discursos, ¿por qué tendría que convencernos de recibir siempre y sólo como ofensa ciertas palabras? No encuentro aún razón suficiente para esta cuestión.
La censura no hace nada contra la intolerancia, al contrario, intolerantemente pretende que esas palabras no existen (puesto que asume que no deberían usarse), o que no deberían existir, porque siempre son y solamente son ofensivas, lo cual es absurdo. Una manera de atacar la intolerancia sería, precisamente siendo más tolerantes, haciendo campañas que promuevan la tolerancia y la empatía, asumiendo que esta jamás podrá ser plena, pero que sí podría prevenir, al menos, la necesidad de censurar la libertad de expresión de quien sea. 
Volviendo al caso de los nombres raros que han sido prohibidos en Sonora: ¿quiénes son los que acusan de ofensivos a esos nombres?, ¿quiénes los censuran para prevenir la discriminación de niños potencialmente discriminados por su nombre? Quienes creen que el nombre "Escroto" será siempre y únicamente ofensivo, son quienes lo prohíben, ¿no hay algo de perverso aquí? Parece que el mensaje que envían es el siguiente: "Me parece que si te nombran así, te discriminaremos, por eso voy a darme el lujo de censurar tu nombre, para que no tenga necesidad de soportar tus quejas en el futuro."
Usualmente son personas cuyo primer idioma no es español las que eligen esos nombres, simplemente les gustan algunas palabras como para nombre de sus bebés. Es la autoridad burocrática, hispanoablante, urbana y centralizada la que elige qué es ofensivo, qué es censurable, para censurar; además puede sentirse,  ofendida de que personas, cuya cultura aún no es asimilada por la suya propia, nombren a sus hijos o hijas de una forma inadecuada. Y ahí está lo más peligroso, que las autoridades marcan una exclusión discriminatoria ante la prua posibilidad de que alguien tenga un nombre inusual, porque lo considera ofensivo.
Lo mismo sucede con las palabras "homofóbicas", ¿según qué parámetro son siempre ofensivas? Según el parangón de quien las censura, parece que esta ley dice, "no me parece bien que usen estas palabras porque discriminan, y yo asumo que, independientemente del contexto y el posible uso, si las considero ofensivas, las penalizo". Un discurso de este tipo legitima  la ofensa, la legaliza y reduce el sentido de ciertos términos al uso ofensivo que  podrían, o no, tener.
En resumen, censurar institucionalmente  palabras que parecen peyorativas, por una parte, legitima la discriminación porque asume que tienen un sentido ofensivo y no otro posible; por otra parte, censurar no soluciona el problema de la intolerancia; peor aún, pretendiendo acallarlo, lo agrava: lo que está permitido decir y como está permitido nombrar depende de lo que no es denigrante, lo cual sólo invierte el problema, ya que ahora el discurso se construiría con un criterio de no ofender, en lugar de hacerlo con un sentido de sí incluir.
No estoy defendiendo que todos hagamos cualquier cosa, todo lo contrario, pretendo incluir a lo tradicionalmente discriminado: las minorías, los extranjeros, los "raros", los "de nombres inusuales", l@s homosexuales, los animales, incluso a quienes no piensan igual que yo, que tengan voz, igual que yo tengo la mía. Y hablo de incluir en términos de asumir que están ahí, no necesariamente de estar de acuerdo, si así fuera, ¿qué sentido tendría tener una postura propia?

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