Consejos de onvre a onvre: nombremos nuestras emociones.

Últimamente he estado pensando en lo difícil que me resulta darme cuenta cuán machista puedo ser, es incómodo, es desagradable y de entrada despierta muchas emociones que me ponen a la defensiva y me hacen justificarme inmediatamente. La tentación de señalar que es una exageración lo que demanda el feminismo muchas veces es demasiada. Hay ocasiones en que me siento señalado personalmente y me enoja que asuman que yo soy como los demás hombres que abusan de las mujeres, sobre todo me desagrada cuando alguien señala una actitud que es muy sutilmente violenta, porque me parece que no es equiparable a las formas más obvias de violencia, como un golpe o un insulto, o sea, no es lo mismo.

"Exageran, decirle a mi novia que no se ponga algo provocativo no es violento, lo que pasa es que no estamos listos para eso en esta sociedad", dije varias ocasiones. Y yo me sentí personalmente ofendido cuando me dijeron que eso que estaba diciendo era muy machista y yo les contesté que no, que los machistas son los que acosan a las mujeres que se visten provocativo y que no todos somos iguales. Me enojé porque no me entendían, me estaban metiendo en el mismo saco que a los golpeadores, violadores y feminicidas. ¡Qué se creían! ¡Ni me conocían y ahí andaban diciendo que yo era el macho!

De momento sólo me enojaba, me quedaba claro que estaba enojado, pero no sabía porqué exactamente. Poco a poco le encontré un apellido a ese nombre tan abarcante: Enojo. Me di cuenta de que me sentía no sólo enojado, sino incomprendido, yo de veras me esforzaba por no ser un machista golpeador y no lo reconocían ni lo valoraban. Entonces, me di cuenta de que esa incomprensión generaba frustración, es decir, no importaba cuánto me esforzara, de todos modos era machista. Así descubrí que ese enojo en realidad era frustración por incomprensión.

Pero no sentía que eso fuera todo, poco después me di cuenta de que también sentía culpa, pero no sabía bien porqué, si yo no era controlador, sólo era precavido; porque aunque yo no lo fuera, sí estaba consciente de que hay muchos hombres acosadores en la calle que molestan a las mujeres por traer ropa provocativa. Pero entonces, ¿de dónde la culpa? No entendía de dónde venía esa culpa sino hasta que un día me sentí acosado por un hombre que me insistió que tuviéramos algo sexual. No era una sugerencia, era más que eso, yo me di cuenta de que no aceptaría un no por respuesta y no quería parecer intolerante u homofóbico, porque creo que no lo soy.

Pero poco después de eso recordé la ocasión que un tipo notablemente ebrio me tocó la mano que yo llevaba en el tubo del metro mientras leía y que, luego de ver mi reacción de desconcierto y desagrado se acercó mucho a mí y acercó su rostro al mío; yo no entendí qué pasaba, iba inmerso en la lectura, creí que era una broma o algo, pero no cedió sino hasta que lo empujé, me quité de ahí y lo miré con odio, pero él no parecía intimidado, sólo se sentó y empezó a cabecear. Vino a mi mente, con toda honestidad, la siguiente expresión, "¡no es no, puto!". No lo dije, mi cabeza seguía en shock, no entendí que había pasado, pero sentía que debí haber hecho algo más para que él no volviera hacerlo, para que entendiera lo desagradable que fue esa experiencia.

Le conté a una amiga esa desagradable anécdota y me dijo, "es horrible, te entiendo muy bien, pero no hay mucho que puedas hacer justo ahora, déjalo pasar", le respondí que no era posible dejarlo así, que tenía que haber algo que pudiera hacer y ella sólo me respondió, "entiendo lo que sientes, no estoy invalidando tu emoción, comprendo tu frustración, pero eso es lo que siento yo, lo que sentimos todas las mujeres, todos los días, en todos lados, en la escuela, en el transporte, en una fiesta, en el trabajo, en un bar... Y la mayoría de las veces no hay nada que podamos hacer".

Me quedé helado. No supe qué decir, ni qué hacer, porque legítimamente no tenía idea de qué hacer con respecto a lo que me había pasado y mucho menos con lo que le pasa a ella, a ellas. No pude más que identificarme con lo que dijo y aterrarme de lo horrible que debe ser, lo agotador que debe ser pensar todos los días en la ropa que me voy a poner para que no me tope a algún tipo en la calle que crea que puede tocarme o besarme o decirme algo asqueroso.

Y entonces entendí algo, comprendí claramente porqué me sentía culpable cuando alguien me señalaba que es machista haberle dicho a una expareja que no se pusiera una prenda "provocativa", porque el mismo adjetivo "provocativo" hace parecer que la ropa "provoca" el acoso. ¿Qué de mi ropa le hizo creer al tipo que me estuvo mandando mensajes y fotos de su pene, que yo quería algo con él o que estar insitiéndome me haría cambiar de parecer y acostarme con él? ¿En qué planeta tiene eso sentido? O en el caso del tipo que me acosó en el metro, ¿qué de mis pantalones holgados de camuflaje con 8 bolsillos enormes y mi vieja camiseta aguada de algodón le hizo creer que quería ligar mientras iba leyendo?

Pues nada, no había nada de provocativo en mi ropa y dos tipos se sintieron con la autoridad y el valor de acosarme y creer que no pasaría nada. Y ojo, esto no es un llamado a la homofobia, nada más lejano de esto, pero cuando quiero coquetear con otra persona, del género que sea, se entiende por la actitud, el contexto y otras cosas, pero cuando recibo mensajes sexuales de la nada de alguien que no me espero ni solicito o invaden mi espacio personal en un lugar público, es demasiado.

El consejo que desprendo de este pequeño anecdotario confesional es doble:

1 Onvrez, practiquemos más el ponerle nombre y apellido a las emociones. A veces nuestro "estoy enojado" recubre otras cosas, como frustración, invalidación, culpa e  incluso tristeza. Busquémosle el apellido al nombre de la emoción que sentimos cuando se dispara una reacción defensiva contra el feminismo, eso puede ayudarnos a entender cosas importantes de nosotros mismos.

2 Hagamos un ejercicio de empatía antes de gritar enfurecidos que "son mamadas", que "exageran" o que "a nosotros también nos matan", porque simplemente no es lo mismo; me explico: Yo he tenido actitudes acosadoras que han incomodado a mujeres, y me duele admitirlo, pero también sé que si otro hombre me ve desnudando con la mirada a una mujer [o a otro hombre], muy probablemente se una a mí [o me grite "puto", si es homofóbico, el onvre en cuestión, y todo lo que parezca una actitud femenina es reprobable en un hombre, como lo es desear a otro hombre] y no me diga nada; como sea, sé que puedo hacerlo con impunidad total, mientras no me vea una amiga o una mujer conocida, no nos hagamos tontos, lo hacemos. 

No es lo mismo ser acosado por un tipo una o dos veces en tu vida, que saberte rodeada de hombres que van a cubrirse unos a otros, incluso si vas a denunciarlos, porque entre hombres nos cubrimos. Entonces, pues eso, tantita empatía, compas onvrez, porque sí se siente de le chingada ser acosado, póngamonos por un instante en el lugar de una mujer antes de decirle "exagerada".

 

Y como pilón, les dejo otro consejo, o más bien recordatorio, no es no. Punto. 

 

De onvre a onvre te deseo que el resto del ¿día? te vaya bien, no sé a qué hora lees esto, pero da igual, neta espero que te vaya chido.

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